El origen de los signos de puntuación

A pesar de que muchas veces no los usamos de la manera correcta, tenemos claro que los signos de puntuación son indispensables para la escritura y la lectura pues son las herramientas que nos ayudan tanto a darle sentido al texto como a poder pronunciarlo en voz alta expresando el mensaje propuesto con la suficiente claridad. Pese a lo anterior, el origen de los signos de puntuación es un total misterio para buena parte de la sociedad, así que la cita de hoy es para conocer un poco sobre esta interesante historia.

Debido a que la comunicación sería realmente confusa sin el uso de los dos puntos, la coma, el punto, el punto y coma y signos dobles como los de admiración y de interrogación que son explicados con detenimiento en https://signodeinterrogacion.com/, es adecuado dar un vistazo a lo siguiente.

La historia de los signos de puntuación

Se sabe, por ejemplo, que los griegos hacían uso de la llamada scriptio continua, un método de escritura carente de espacios entre las palabras y por supuesto de los signos que hoy conocemos; esto por supuesto, se prestaba para que cada lector obtuviera significados distintos y casi que libres del énfasis pensado por el autor. Fue alrededor del año 200 a.C que se empezó a gestar su invención gracias a Aristófanes, un bibliotecario de Alejandría que en medio de su gran esfuerzo por leer los miles de pergaminos que le acompañan, finalmente empezó a realizar anotaciones que indicaran la entonación de lectura alta, media o baja dando como resultado los primeros vestigios de puntos arriba, en medio y debajo de cada línea (comma, colon y periodus).

Tiempo después los romanos abandonaron el sistema de puntos de Aristófanes, pero con la llegada del cristianismo, estos empezaron a incluir en la escritura de salmos y evangelios letras decoradas y signos de párrafo como por ejemplo Γ, ¢, 7, ¶, entre otros. San Isidoro de Sevilla, un siglo después relacionó la puntuación con el significado de forma explícita e instauró el hecho de que los puntos indicaran la duración de la pausa: breve (punto bajo), media (punto medio) y larga (punto alto).

¿Qué pasó con los espacios entre palabras?

A pesar de que esta explicación no es del todo clara, se dice que fueron unos monjes escoceses o irlandeses quienes al estar hartos de separar palabras latinas desconocidas, empezaron a darle forma a la instauración de este hábito que es parte vital de la escritura.

 

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